HISTORIAS, MITOS Y LEYENDAS

Ya no les quedo mal...

Ahora si aquí está la continuación de la 9° parte de
LA ASESINA Y EL LOBO de XIMENA




Dos días faltaban para que terminara el plazo de Alice y ella los veía venir pero Cayo no estaba con ellos…
La noche empezaba a caer cuando Ian y yo decidimos ir a la cascada sentándonos cerca de ella.

--Te quiero – me susurro al oído.
--yo también te quiero – susurre acercándome mas a él.
El entonces observo a la cascada pensativo.
--Cuando termine esta situación te llevare a conocer a mis padres – comento con una leve sonrisa e los labios.
Lo mire con extrañeza pero en su mirada solo había decisión.
--No creo que les agrade.
--¿Quieres apostar?
--Ian sabes muy bien el porque no les seré de su agrado – dije ya con molestia.
--Tranquila mi madre lo sabe.
--¿Sabe? Explícate te lo ruego.
--Bueno, mi madre como muchas otras se preocupa por su hijo y cada dos o tres días me envía Emails preguntándome que tal me va y ya que una vez perteneció a la tribu de los Quileutes temía que yo me integrara a alguna manada y como ves – dijo señalándose a si mismo – sucedió, de alguna forma vio que era mejor ya que iba a ser mas fuerte. Así que le conté acerca de ti y la diferencia que había entre nosotros – ese instante fijo su mirada a la cascada y más allá – fue mi madre quien me insto a que lo intentara pero…-- de pronto su rostro revelo una sonrisa – me hizo prometer que te llevara si todo resultaba bien.
--Oh, bueno ahora entiendo.
--Antes de partir de Alemania ella vio mis ojos con mucha atención y me dijo: tú destino esta en Forks.
Ese entonces tomo mi rostro entre sus manos febriles.
--Ella tenia razón pues te encontré Sofitia, te encontré.
--Pase lo que pase pasado mañana estaré a tu lado cariño…
Después acerque mi rostro hasta estar casi pegada a sus labios.
--Te amo Ian –susurre tan quedo como la brisa al pasar.
Él en respuesta borro por completo el espacio que nos separaba con un beso que hizo arder mi boca su abrazo hizo incendiar cada centímetro de mi cuerpo sentía que un magma fluía desde su boca, brazos y torso consumiéndome.
Debía dejarlo respirar pero aun así mis labios no se despegaron de su cuello besándolo golosamente.
--¿Crees que puedes seguir? – murmuro mientras tomaba mi barbilla para que lo viera a los ojos.
Mirar a sus ojos azules que ardían como flamas me dieron la respuesta pero desvié la mirada ya que sentía mis mejillas arder.
--Creo que si – musite muy bajito.
Ian tomo mi barbilla nuevamente con gran gentileza pero al mirar sus ojos había un brillo nuevo uno que me decía: “te amare por siempre”. Sus manos entonces iniciaron un recorrido hacia abajo de mi cuello pasando por la gargantilla que el me había regalado.
--“La unión de dos mundos” – susurro.
Luego continúo su camino desnudando mi cuerpo con lentitud como si me diera la oportunidad para detenerlo. Pero no lo hice…
Y todo empezó con la unión de nuestros labios y luego nuestros cuerpos en una extraña mezcla de fuego y hielo en completa comunión, sus caricias eran incesantes y cuando vio mi espalda desnuda comenzó a besar las cicatrices una a una, centímetro a centímetro recorriendo con sus manos que parecían hojas perfectas suaves y gentiles.
La sed que hacia arder mi garganta empezó a reducir hasta casi desaparecer y en su lugar un nuevo apetito despertó uno que solo su cuerpo era capaz de saciarlo y al mismo tiempo incitarlo mas y mas.
Junto a él me sentía viva, me sentía humana otra vez. Me sentía mujer.
En sus brazos me sentía completa una parte de mi mente pensó que así seria la unión de el sol con la luna algo tan sublime la comunión entre dos cuerpos un enlace para toda la eternidad de dos almas. El de una asesina y un lobo.

El alba despuntaba iluminándonos con lentitud el abrigo de un sauce oculto mi cuerpo de los rayos del sol. Sus continuas caricias y besos me envolvieron en una nube de frenesí hasta que poco a poco su cuerpo le pidió reposo su respiración se hizo mas acompasada y antes de quedar dormido me encerró en sus brazos con tanta fuerza como si temiera una fuga de mi parte.
Antes sin embargo logre envolverme con su camisa para que el no se congelara con la frialdad glacial de mi piel.
El vaivén de su respiración era tan relajante, su rostro estaba tan cerca del mió que sentía el fuego de su aliento, comencé a memorizar cada centímetro de su rostro y mi mano recorría con lentitud por cada zona de este sin tocarlo: su frente, el contorno de sus ojos, sus pestañas negras y espesas la curva de su nariz, labios y su mentón. Un rostro perfecto.
No quería hacerlo pero el tiempo transcurría inclemente.
--Ian, amor mió despierta – susurre.
Él se movió un poco y su brazo izquierdo me arrimo más hacia si instintivamente y luego abrió los ojos lentamente encontrándose con mi mirada.
--¿He dormido mucho? – inquirió en un susurro y con su mano derecha acaricio mi rostro tiernamente.
--No mucho – le respondí.
--¿Es hora de marcharnos?
--Si, talvez se pregunten donde estamos.
--Vamos entonces pero no sabes cuanto me encantaría quedarme contigo así tan juntos – explico.
--Creo que tengo una idea sobre ello.
Y la tenia muy clara ya que mientras existiera el menor vestigio de vida en mi lo amaría por siempre…


CONTINUARA…



Comenzemos ya con la 10° parte!!!

Comentarios

Haruvii ha dicho que…
Ohh! hoi es era un dia mallo jejeje no me dejaron pasar a la escuela pero grax x arreglarlo keria leer esta historia =D
Unknown ha dicho que…
gracias por los comentarios un beso y abrazo a todos

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