KRISTEN EN ELLE

Les dejo los scans de la Srita. Kristen en la Revista Elle ;)

También les dejo la traducción de la entrevista...

Sinceramente, no se me hace "tan Kristen" andar hablando por ahí de Rob, siendo que ella no "comparte" su vida privada, siento que esas partes estan alteradas, porque siendo honestos, ella NO es así.

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Haciéndose camino entre un bosque de árboles muertos que se han convertido en libros, Kristen Stewart está al acecho de su nueva lectura, habiendo devorado hace poco el libro Contempt de Alberto Moravia: “Me encantó. Sin embargo es curioso, la película es una comedia, pero el libro es muy triste.” Con unas zapatillas Keds negras, unos ajustados pantalones vaqueros negros, una sudadera oscura, y una camiseta verde bastante usada, Stewart podría pasar por una 'hipster' literaria trabajando en esta acogedora tienda de Sunset Boulevard.



Va pasando un dedo por los incontables lomos de los libros que son posibles pretendientes que llenan las altas y oscuras estanterías —un laberinto estrecho lleno de giros y cambios de la trama— y se detiene en John Steinbeck. “Al este del Edén es mi favorito, es grande, y después Cannery Row. Los he leído todos.” Ubicado junto a Steinbeck se encuentra William Styron. “¿Leíste alguna vez Lie Down in Darkness?” Pregunta Stewart emocionada. “Quiero interpretar a Peyton posiblemente más que nada que pueda probar o tocar en mi vida. Quiero interpretarla desesperadamente.” Peyton es brillante, hermosa, una narcisista suicida, una presa de su padre. Pero Stewart, de 22 años, lo ve más complicado que eso. “¡Oh, tío, ella le ama jodídamente! Está enamorada de él. Quiero decir, creo que está enamorada de él. No es culpa de él. ¡Tiene la familia más jodida del mundo!”
“Hay una guión de su adaptación que he leído y es nuevo,” dice, continuando por el pasillo. “Las dos personas que están compitiendo por el papel del padre son Daniel Day-Lewis y Colin Firth. Daniel sería perfecto.” Stewart se detiene de repente y sonríe, cogiendo una autobiografía. “No seamos pretenciosos — compremos Snooki.” (Ella no lo hace.)

Al doblar una esquina, Stewart da golpecitos al libro The Virgin Suicides de Jeffery Eugenides. “Me encanta esta película. Adoro a las chicas adolescentes.” Decir que ellas le adoran también seria un eufemismo. La personificación de Stewart como Bella Swan en la franquicia billonaria de Twilight le ha convertido en el objeto de la Bellamania, una condición obsesiva que afecta a las chicas adolescentes y, de acuerdo con la estrella, a las mujeres de mediana edad. En otras palabras, cada mujer que alguna vez haya sentido la exaltación jadeante de un amor eterno inesperado, loco y cargado de sexualidad con un chico hermoso, misterioso, intenso y contenido que resulta ser un vampiro chupasangre con una dieta limitada junto a una familia disfuncional y unos lobos aullando a su puerta, y el cual requiere que dejes todo para estar con él. Lo he experimentado. Lo he hecho. He leído los libros. He visto las películas.

“Oooh, Martin Amis.” Stewart coge el libro Money de la estantería. “Mi copia acaba de quedar empapada—mi baño se inundó.” Y entonces, “Oh Dios mío, mi jodido novio acaba de hacer esta película,” dice, refiriéndose a Robert Pattinson mientras saca una copia de Bel Ami. “Los franceses, están enfadados por el hecho de que él hizo la película.”

La actriz conoció al actor británico en 2007 durante una prueba de química. Ella ya estaba contratada para el cast de Twilight pero el papel de su interés amoroso vampírico —el eterno adolescente Edward Cullen— aún estaba sin decidir. La directora Catherine Hardwicke redujo la lista a cuatro actores. “Cada dos horas, tenía otro chico que venía a mi casa,” recuerda Hardwicke. “Rob y Kristen se sentaron en la mesa e hicieron la escena de la clase de biología. Sentí las chispas. Podía ver la atracción. Kristen estaba muy vocal —sabía que tenía una conexión muy fuerte con Rob. Yo dije ‘Dejadme pensar un día para ver si esto se traslada a la pantalla.’” dice Hardwicke entre risas- “Les avisé. ‘¡Ella aún es menor de edad, ni siquiera penséis en ello! Es una ley en nuestro país.’’

La vida privada de Stewart es una zona por la que no se puede volar. Es conocida por derribar ese tipo de preguntas con una mirada mortal y unas respuestas vaporizadora. De todos modos, ¿qué es lo que hay que decir? Es lo que sea que es. La ironía es que aunque exista esa alquimia que conjura con Pattinson en pantalla, también existe una desconexión fundamental. Quizá sean las extrañas lentillas marrones de Bella que oscurecen los ojos verdes de Stewart. (“Es como si siempre tuviese puestas las gafas de sol —las desalmadas y saltonas gafas de sol. No puedes sentir tus ojos. Me han arruinado.”) O un rechazo subconsciente de poner al descubierto su vida persona para el regocijo público.

Ella está mucho más expuesta emocionalmente en sus películas más pequeñas, irradiando prismas de sentimientos oscuros y brillantes al mismo tiempo. Fue su interpretación como la adolescente solitaria, anhelante y enamorada que vivía al día en la película Into the Wild de 2007 que anunciaba la tan necesitada llegada de una joven actriz seria en Hollywood. Eso la colocó en el radar de Hardwicke, y también el el del director Jake Scott. En el momento en el que Stewart apareció en pantalla, Scott dijo, “Salté de mi asiento y fui corriendo hasta el vestíbulo — Ni siquiera terminé de ver la escena. Hice una llamada y dije, ‘¡Ella es la persona perfecta! ¡La encontré!’ ”  Dos días después, Stewart fue elegida como Mallory, la stripper malherida, menor de edad y malhablada en la desgarradora exploración  del dolor en Welcome to the Rileys. Seguido de eso vino The Runaways, en la que interpreta a Joan Jett, haciendo una interpretación sin tapujos a la leyenda que ama las drogas, las mujeres y el rock ‘n’ roll. “Fue difícil,” dice Stewart sobre la filmación de la película. “Pero adoro a Joan. Saltaría de edificios por ella, salpicando el suelo.”

La lealtad extrema y la pasión que tiene por todos sus personajes se extiende a los guiones. “Trabajamos todo el día reescribiendo, intentándolo hacer más real,” dice Hardwicke. “Kristen es una persona intensa — busca la verdad en una escena, y en la realidad. Incluso si se supone que tenemos que empezar a filmar y hay un equipo entero de cien personas alrededor, si no siente algo, damos un paso atrás y encontramos una manera de hacer mejor los diálogos, haciendo que la emoción se sienta real. Y eso se muestra. Ella convence en cada escena.”

Scott fue tan lejos como para dejar a Stewart just wing it. “Disfruté mucho el hecho de que estuviese muy ‘desconectada del libro’,” dice él. “Porque ella lo hace, ¿sabes? Ella sacaría la naturaleza de ello, la esencia, el punto importante, y lo haría a su propia manera. Si le apoyase en una escena, haría algo interesante.” Por lo tanto “cada escena era diferente, lo cual fue algo difícil en la sala de edición, el personaje que interpretaba era tan errático, que funcionó.”

El que Kristen de tanta latitud es algo que habla de su talento. Aprendió a hacerse valer mientras trabajaba con William Hurt en la película The Yellow Hankerchief de 2008. “Él fue el primer tío que vi que cogiese un guión y le diese la jodida vuelta entera. Nos lanzó a todos al aire,” dice Stewart con cariño. “Fue genial trabajar con él. Es tan apasionado– es como, On the Road. Increíblemente intenso. ¡Tío!” Tienes la sensación de que Stewart has first dibs on projects – she seems peerless at this point. (Es difícil creer que Lindsay Lohan tiene solo tres años más que ella.) “Lo que hace a Kristen tan interesante de ver es que está dispuesta a interpretar a un personaje que tenga momentos de antipatía y siga comprometida con ello — sin eliminarlos por el bien de la vanidad, como otros actores,” dice Greg Mottola, el cual contrató a Stewart para Adventureland como Em, la adolescente confusa que sale a la vez con el super adorable Jesse Eisenberg y con su marido Ryan Reynolds. “Kristen no estaba interesada en añadir algunos momentos de ‘por favor, ámame’.”

Llegando hasta la sección de novelas gráficas, Stewart jadea al ver Black Hole.

“¡Esta jodida tienda es como el destino!” dice. “¡Quiero hacer esta película!” El libro, que trata sobre la transmisión de una enfermedad sexual, “es horrible, demasiado asqueroso,” dice Stewart con entusiasmo. “Me encanta la primera imagen” —pasa página para dar lugar a una completamente negra con la silueta blanca de una vagina abierta en el centro— “una raja. Acaban de crecer en tu cuerpo una especie de agujeros. La imagen es muy rara. Mira” —pasa a otra página— “él está buscando su mano y pronto va a aparecer una pequeña boca ahí. Es muy sexual el deseo, es jodídamente palpable, pero a la vez se siente muy sucio, el cómo los personajes están tan avergonzados porque están enfermos, literalmente están cogiendo esos agujeros.”

¿Acaso es sorpresa que el siguiente proyecto de Stewart esté inspirado en el cuento de hadas de los Hermanos Grimm? En la película que se estrena este mes Snow White and the Huntsman, Stewart interpreta al personaje principal que posee “una piel tan blanca como la nieve, labios tan rojos como la sangre, pelo negro como el ébano...” pero eso es todo lo que tiene en común con la clásica Blancanieves. Eso y el hecho de que la reina malvada quiere comerle el corazón. Prometiendo ir a buscarla, el Cazador reniega de ese acto, se escapa con Blancanieves y le convierte en una princesa guerrera. “Ella no es una damisela en apuros que se apoya en el hermoso príncipe para que la salve,” dice el director Rupert Sanders. “Ella es alguien que junta a todos los hombres para reclamar el reino. Y Kristen era exactamente lo que personificaba: fuerte, independiente y resistente.”

Chris Hemsworth, que interpreta al guapísimo Cazador, recuerda un día en medio del rodaje en un momento clave donde “a medio camino, Kristen dijo, ‘No, ésto es un desastre, esto es una mierda, no está funcionando. ¡Oh, joder, nos estamos perdiendo algo! Nos estamos perdiendo algo.’ Los diálogos que teníamos no eran los correctos. Por suerte, ella lo dijo en alto. Así que Rupert nos dejó improvisar. Y la escena completa cobró vida por sí sola. Fue como, wow, ella está en lo cierto.”
A pesar de tener miedo a los caballos, Stewart se montó en uno para conducir un ejército de 250 hombres a caballo galopando por una playa bajo la lluvia. “Lo odié,” admite sobre la equitación. “No adquirí la mentalidad de ordenar a esa cosa moverse por ahí – ‘¡Vamos, ya! [lo que le decia Kris al caballo]’ Básicamente tienes que ser un imbécil. Por no decir que los jinetes tienen que ser imbéciles para sus caballos. Pero básicamente tienes que decirle a esa cosa quién es el jefe, y no quería hacer eso. Estaba como, ‘No, haz lo tuyo. Ni siquiera quiero estar aquí arriba.’

“Vamos a buscar a Bukowskit. Me encanta su poesía.” dice Stewart, con su voz siguiéndole por detrás. “Deberías leer su Ham on Rye. Es una autobiografía que trata desde su primer recuerdo sentado bajo una mesa, hurgando en los zapatos de la gente. Es como muy visceral. Y se ve como sacado de la cabeza de un niño. Está escrito en primera persona. Literalmente sale de él.” Su primer recuerdo es de su madre, Jules, una supervisora de guiones, llegando tarde a casa por la noche después del trabajo. “Me me volvería a quedar despierta y le la esperaría. Ni siquiera era lo suficientemente grande como para abrazarla. Volvería a correr hacia ella y me agarraría alrededor de su pierna, lo cual parecía como un tronco de árbol porque era muy pequeña. Y ella traería consigo cosas de los departamentos y todo eso — me encanta mirar por su bolso. Tiene un olor muy particular. Eso es un recuerdo realmente sensorial para mí. Siempre me preguntaba cosa como, ¿dónde estuviste hoy? Sé que por ese motivo siempre he pensado cosas como, ¡Wow! ¡Películas!”

Creciendo en Valley, hija de dos “padres excéntricos, raros y hippies” (su padre, John, es director y productor de televisión), Stewart tuvo el tipo de infancia segura que es tan extraña entre las jóvenes estrellas. Descubierta a los nueve años cantando en una obre de teatro, fue contratada en pequeñas películas y luego, a los 10 años, en la película Panic Room de David Fincher, como la hija diabética de Jodie Foster. Un papel dio lugar al siguiente, y desde el séptimo grado escolar Stewart empezó a escolarizarse en casa, algo de lo que se arrepiente de algún modo. “A causa de no querer ir al jodido instituto — Siento que podría haber hecho algo más extra si lo hubiese hecho,” dice. “Quizá porque mi vida es tan perfecta, cuando veo el otro lado de la vida, simplemente parece como si casi fuese como quisiese...” Stewart lucha por conseguir las palabras. “Puedes aprender mucho de las cosas malas. Me siento aburrida. Me siento como ¿por qué es todo tan fácil para mí? No puedo esperar a que me pase algo jodídamente loco. Simplemente vida. ¡Quiero que alguien me fastidie! ¿Sabes lo que te digo?” ¿Que lo que no te mata te hace más fuerte? “ Exacto. Esa es una de las razones por las que quiero actuar. Me encanta vivir en mundos diferentes, porque muchas veces es bastante genial y fácil.” Le pregunté qué personaje de la literatura sería el que más quisiese interpretar, y elige a Cathy de Al este del Edén, la madre asesina que abandona a sus gemelos para manejar un burdel. Tal como Stewart la describe: “¡Ella es una puta psicópata y malvada! Aún no he hecho algo así.” ¿Y cuán divertido sería?

Se acerca una empleada que parece venir decidida con un cargamento de libros. “¿Podría sugerirles algo?” pregunta la mujer sin dudar. “¿Alguna vez leiste Our Lady of the Flowers de  Jean Genet?” Ella le entrega el libro. “Él lo escrbió en prisión en un papel amarillento con el que solía ir al baño. Ellos lo quemaron, y él lo volvió a escribir a partir de su memoria. Es tan apasionado... Es un joven peta que vive en Portland,” dice ella, entregándole otro libro. “Es un poeta surrealista, pero a la vez, realmente sincero. De hecho está viajando ahora mismo con una compañía de teatro de títeres. Te leeré el primer poema...” Mientras tanto de vuelta a la sala... “Éste chico es el Dostoevsky persa... The Last Man es una novela gráfica que es realmente una novela gráfica. Trata sobre una enfermedad de que está acabando con todos los hombres del mundo excepto con uno hombre y un mono. Éste es mi escritor favorito, Aleksandar Hemon. Su ficción inmigrante bosnia es absorvida con un sentido de pérdida e impotencia...”

“Todo esto suena realmente genial,” dice Stewart, retomando la conversación. “Vale, creo que estamos listas para avanzar.”

Cerca de la línea de pago [de la tienda] se encuentra una fila de libros sacados recientemente. Entre ellos, la primera novela perdida de Jack Kerouac, On the Road en la que ella interpreta a la sexualmente juguetona Marylou. Como el famoso escritor, “Kristen es alguien que va al ritmo de su propio tambor, y yo aprecio eso,” dice su compañera de reparto Kirsten Dunst. “On the Road es un gran paso para ella; después de haber sido tan ampliamente conocida como alguien que estaba en las películas de Twilight, va a ser el paso perfecto hacia su carrera adulta, casi como Virgin Suicides  lo fue para mi.” De manera interesante, el director de On the Road Walter Salles (The Motorcycle Diaries) cita su momento favorito de Stewart en la película como uno en el cual la actriz no tiene absolutamente nada que decir. Su corazón roto, Marylou escucha una canción que se emite en la radio. “La cámara estaba sobre Kristen todo el rato, capturando la transformación de su sentimiento a todos esos sentimientos,” recuerda Salles. “Fue completamente conmovedor.”

Mientras la cajera echa un vistazo a la pila de libros, una mujer le da una palmada en el hombro a Stewart. “Perdona,” dice ella, empujando una chica gordita hacia la actriz. “¿Te importaría hacerte una foto con mi hija? Su hermana está en casa y es una gran fan tuya y me matará si no lo hago.” Stewart sonríe y coloca un brazo alrededor de la niña, la cual parece confusa. ¡Flash! Madre: “¡Gracias!” Stewart: “Ningún problema.” Niña: “¿Quién es esa?” Madre: “¡Shh! Ella sale en esas películas de Twilight.”

“Estábamos muy cerca, casi nos libramos,” dice Stewart sobre el ser reconocida. Abre un coche que tiene alquilado (no puede conducir su Mini Cooper sin ser perseguida por los paparazzi), deja los libros en el asiento trasero, se desliza en el asiento del conductor, arranca el motor, y me ofrece un cigarro Camel. Presionando el botón del mechero, dice entre risas, “Me fui a alquilar uno de la sección mas alta. ¡Este coche cubre todas las necesidades!”

Esparcidos por el suelo del asiento del copiloto, se encuentra un par de zapatillas Vans a cuadros, una botella vacía de una bebida con proteínas, una lata de Coca-Cola, y un envoltorio de plástico con un sandwich a medio comer cubierto de moho. Una botella de Snapple [té] casi vacía reposa sobre el posa vasos del medio con colillas flotando en su interior.

Stewart coloca las manos sobre el volante, con sus cortas uñas pintadas de rojo sangre. En su pulgar tiene un anillo de plata. “Mis cuatro hermanos, mis padres y yo tenemos estos,” dice. “Mi madre fue y los compró para navidades.” ¿Y el anillo de oro que sostiene su dedo índice? “Todo el mundo lo quiere saber,” dice Stewart con astucia. Sacude la cabeza. “En realidad todo el mundo lo sabe — es ridículo.” Por doloroso que sea ser tan presionada y empujada públicamente, ¿cómo se explica el ser proyectada en una pantalla de 40 pies de alto? “A Laurence Olivier le preguntaron, ‘Actores, ¿qué es el impulso? ¿Por qué?’ Y él contestó, ‘Mírame, mírame, mírame...’ Esa fue su respuesta. Pero al mismo tiempo es algo así como, ‘Nooo, no me mires. Mira a una versión que te voy a presentar. Déjame controlarlo.’

Como al contrario de ser controlada. “Eso es lo que me gusta de Kristen,” dice Charize Theron, su compañera de reparto en Snow White and The Huntsman. “Toda esa fama y todo eso de ser el centro de atención no es su vida. Su privacidad no va a estar ahí para que se aprovechen de ella. Pero tío, eso es porque ella va a estar bien. Es una de las pocas que tienen una carrera tan larga, constante e increíble.”

De la nada, se escucha un sonido de claxon. “¡Perdona, tío!” Le grita Stewart al hombre que ha pitado. “¡No me dí cuenta de que estabas girando porque tus jodidos intermitentes no estaban puestos!” Por suerte, todas las ventanas están subidas. No puede oírle, o más importante, ver exactamente quién es. ¿Quién puede realmente? Es joven, famosa — aún está intentando averiguar quién es ella misma.

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