CAP. 11 FAN FIC "NOCHE ETERNA" -Luna Nueva-



Bueno chicos aquí les dejo el siguiente capítulo del Fan fic de nuestra adorada ALEXA CULLEN y el próximo LUNES tendremos la continuación.


Capítulo 11

Sueño y realidad



Era realmente increíble. Simplemente no lo podía creer. Por un momento todo lo malo había desaparecido, todo volvía a ser como ser como antes…
Aún no había terminado de dar mi ultimo paso hacia los rayos del sol, cuando de pronto y saliendo de nada, sentí su suave y cálido cuerpo contra el mío. Sin dudarlo un segundo la estreche contra mi cuerpo. Aquello era infinitamente mejor, aquella sensación no tenía comparación alguna.
Pude sentir como latía fuertemente su corazón contra mi pecho desnudo. Sentir su esencia desde el primer momento. Era ella, Bella, mi amor, mi amada y ahora por fin estábamos juntos. Abrí mis ojos para contemplar lo que mis sentidos me decían.
Me encontraba fascinado frente a esta nueva revelación —Asombroso, Carlisle tenía razón—.
Y ahí fue donde hablo por primera vez, sin embargo no era lo que yo esperaba oír.

—Edward—. Dijo en susurro. —Has de volver a las sombras. ¡Tienes que moverte!—.

¿Pero que es lo que me estaba pidiendo? ¿Me pedía que no muriera que siguiera viviendo, un sin ella, en la vida oscura y sombría? No estaba dispuesto a hacer eso y menos ahora que por fin la había encontrado nuevamente.
Acaricie la piel se su mejilla, tan suave, tan tersa, sonrosada. La muerte no había hecho mella en su belleza, continuaba igual que la última vez que la había visto. Agradecí la eficiencia de mis verdugos.

—No puedo creerme lo rápidos que han sido. No he sentido absolutamente nada, son realmente buenos—. Besé su cabeza llenando mis pulmones de su exquisito aroma, era increíble que aún en estas condiciones siguiera manteniendo todo aquella que la hacia humana.
Era completamente increíble, supongo que de esta manera se habrá sentido Romeo cuando encontró nuevamente a su Julieta en la otra vida.
— “Muerte, que has sorbido la miel de sus labios, no tienes poder sobre su belleza” Hueles exactamente igual que siempre—. Dije continuando con mis pensamientos.
Después de todo esto de estar muerto, al parecer no era tan malo.
—Así que quizás esto sea el infierno. Y no me importa. Me parece bien—.
—No estoy muerta—. Dijo enérgicamente. — ¡Y tampoco tú! Por favor, Edward, tenemos que movernos. ¡No pueden estar muy lejos!—.
Analice detenidamente sus palabras. ¿Pero como era posible que estuviera ahí, en mis brazos si no estábamos muertos?
— ¿Qué estás diciendo?—. Le dije manteniendo la compostura.
— ¡No estamos muertos, al menos no todavía! Pero tenemos que salir de aquí antes de que los Vulturis...
Sólo bastó aquella palabra para que volviera a la realidad.
Giré hacia la oscuridad, ahora mas alerta y consiente de lo que realmente sucedía.
Inexplicablemente Bella estaba ahí, junto a mi, viva.
Pero ahora no había tiempo para las preguntas o explicaciones, nos encontrábamos en peligro… otra vez.
Hice frente a los que venían por mí, Bella se encontraba momentáneamente segura a mis espaldas, extendí mis brazos para proteger mi preciado tesoro, mientras los otros se acercaban.
—Saludos, caballeros—. Les dije a Félix y Demetri que posiblemente estaba ahí para detenerme si hacia algo “inadecuado”.
Pero a fin de cuentas yo no había roto ninguna regla esta vez. — No creo que vaya a requerir hoy sus servicios—. Les dije formalmente. —Apreciaría muchísimo, sin embargo, que enviaran mi más sincero agradecimiento a sus señores—.
— ¿Podríamos mantener esta conversación en un lugar más apropiado?—. Dijo Tranquilamente Félix, sin embargo era una orden más que una sugerencia.
—Dudo de que eso sea necesario—. Le aclare. —Conozco tus instrucciones, Félix. No he quebrantado ninguna regla—.
—Félix simplemente pretende señalar la proximidad del sol—, Agregó ahora Demetri. —Busquemos una protección mejor —.
Tal vez si jugaba bien mis cartas lograría que ella se marchara.
—Indica el camino y yo te sigo—. Le dije dejando de lado la pantomima de las buenas costumbres. —Bella, ¿por qué no vuelves a la plaza y disfrutas del festival?—, Dije sin perderles de vista, tratando de que mis palabras sonaran despreocupadas.
—No, trae a la chica—. Ordenó Félix.
—Me parece que no—. Le dije enseñando mis dientes. Debía prepararme para la lucha. Solo bastarían unos cuantos pasos para que ella se encontrara bajo la seguridad de los rayos del sol. Debía tratar de darle aquella oportunidad.
Ella pudo ver mis intenciones.
—No—. Dijo imperceptiblemente.
—Shh—, Le contesté lo mas bajo que me fue posible. Aún había oportunidad para ella.
—Félix—. Dijo Demetri que también había percatado de mis intenciones de no rendirme sin pelear. —, aquí no—. Giró para hablarme ahora directamente. —A Aro le gustaría volver a hablar contigo, eso es todo, si, al fin y al cabo, has decidido no forzar la mano—.
—Así es—. Le dije secamente. —Pero la chica se va.
—Me temo que eso no es posible—. Dijo hipócritamente, tratando de sonar inofensivo. —Tenemos reglas que obedecer—
Maldición, no sería tan fácil como me hubiera gustado, pero no dejaría que a ellos les fuera tan fácil.
—Entonces, me temo que no voy a poder aceptar la invitación de Aro, Demetri—.
—Esto está pero que muy bien—. Aquello le daba la chanse que estaba buscando para el enfrentamiento.
—Disgustarás a Aro—. Agregó Demetri.
—Estoy seguro de que sobrevivirá a la decepción—. Agregue haciendo una mueca.
Comenzaron a moverse hacia nosotros lentamente en posición de ataque. Tratarían de cerrarnos el paso hacia la plaza, donde se encontraban los turistas.
Para ellos sería muy fácil el salir de espaldas a la luz del sol ya que vestían capaz que los cubrían de pies a cabeza.
En cambio yo atraería todas las miradas y seguro que en medio de la confusión sería fácil para ellos arrebatarme de los brazos a Bella.
Demetri se movió por mi izquierda hasta cerrar nuestro paso.
Me preparé para la batalla pero de pronto todo lo sucedido calzo en su lugar, pude entender el porque y el como, se encontraba Bella aquí. Alice había saltado la gran muralla y se dirigía hacia nosotros.
“Maldita sea Edward. ¿Por qué no contestaste el móvil? Nos habríamos ahorrado todo esto. No sabes cuanto lo siento”. Me decía la “voz” mental de mi hermana.
—Mejor si nos comportamos correctamente, ¿no?—. Les dijo a dos Vulturis. —Hay señoras presentes—.
Caminó hacia nosotros hasta que estuvo a mi lado. Dos contra dos, aquello era sumamente favorable.
Ya no tenía dudas sobre enfrentarme contra ellos, ahora era diferente, con Alice de mi lado, la batalla estaba ganada y tanto Félix como Demetri estaban consientes de ello.
—No estamos solos—. Les dijo Alice usando la más despreocupada de sus voces.
Demetri se percató que a unos pocos metros nuestro había una familia observando nuestra “pequeña reunión”.
Habíamos despertado su curiosidad ya que era inconfundible la postura de defensa que mantenida delante de Bella.
Aquello no pintaba bien para Demetri ya que había recibido ordenes precisas de llevarnos con el.
Su mente ya preparaba la mejor disculpa para darle a Aro por haber fallado en su misión.
—Por favor, Edward, sé razonable—. Dijo casi suplicantemente.
—Muy bien— Le Respondí. —Ahora nos marcharemos tranquilamente, pero sin que nadie se haga el listo—.
Demetri dejó escapar un suspiro de frustración. —Al menos, discutamos esto en un sitio más privado—.
—No—. Le dije mostrando mis dientes. Aquello ya estaba ganado, a unos metros de nosotros la familia que nos observaba había alertado a la miembros de la guardia civil y pronto vendrían a ver lo que sucedía.
Sin embargo nuestra situación estaba a punto de cambiar…. y me temía que desfavorablemente…
—Ya es suficiente—. Dijo la voz de Jane.
Maldición los Vulturis enviaban refuerzos. Ahora no había nada mas que hacer, deberíamos dejarnos arrastrar hacia nuestro destino, fuera cual fuera.
—Seguidme—. Nos ordenó.
Avanzamos hasta el final del callejón.
Bella me lanzo una mirada llena de preguntas, pero no podía decirle nada en estos momentos, debíamos solo esperar.
Traté de tranquilizarla, debía parecer despreocupado y resuelto.
—Bien, Alice—. Dije calmadamente. —Supongo que no debería sorprenderme verte aquí—.
Mi hermana se sentía verdaderamente avergonzada, sentía que era su responsabilidad todo lo ocurrido, pero no podía culparla por todo aquello, yo era el cabeza hueca, yo era el que no pensaba claramente, el que tomaba siempre las decisiones equivocadas.
Quise saber que había ocurrido, tratando de que el tono siempre fuera casual y despreocupado.
Mis nervios se crisparon cuando ella me dijo que Bella había saltado de un acantilado solo por diversión.
—Parece que últimamente a Bella le van los deportes de riesgo—.
Puede ver en su mente todo lo que Bella le había dicho.
Traté de no perder la compostura al ver los pensamientos de mi hermana, claro que pude lograrlo solo a medias.
Las intenciones de Jane eran claras.
Debí a transportarnos "sanos y salvos”, dentro de lo posible, ante Aro.
Llegamos hasta el fondo del callejón donde había una alcantarilla.
La primera en ingresar fue Jane, seguida por Alice.
Bella dudó un momento pero le prometí que mi hermana la recibiría. De no haber estado Demetri y Félix a nuestra retaguardia, habría ingresado yo primero, pero era demasiado peligroso el dejarlas solas junto a ellos.
Se agachó y sentó en la orilla del acceso.
— ¿Alice?—. Dijo mientras le temblaba la voz.
Tome sus muñecas mientras la bajaba lentamente por el orificio. — ¿Preparada?— Le pregunté a mi hermana.
—Suéltala—. Me respondió ella y la deje caer.
Recorrimos esta vez un nuevo camino, no nos encontrábamos en los túneles por los cuales me habían conducido la primera vez. Ahora recorríamos las alcantarillas de la ciudad.
Sujetaba fuertemente a Bella de la cintura mientras ella envolvía con sus delicados brazos la mía.
Podía sentir como se calentaba mi cuerpo con su contacto y aún en estas circunstancias era la sensación más exquisita que había conocido en toda mi existencia.
No podía creer que se encontraba junto a mi, viva. No importaba el destino que nos aguardaba, no importara que fuéramos conducidos por la fuerza hacia nuestros posibles verdugos.
Lo que importaba era que ella estaba viva y junto a mí.
Su corazón latía fuertemente contra mi costado, sin embargo no podía evitar tocar su piel para cerciorarme que aquello era verdad, sus labios, su rostro, su frente.
De esta manera una y otra vez.
Sin embargo aquello que a mi me fascinaba a los otros vampiros Vulturis perturbaba enormemente. Podía escuchar sus deseos por su sangre, lo único que los detenía era el enorme temor por Aro.
No dejaría que nadie se alimentara de ella. No lo permitiría. Prefería verla muerta, aunque esta vez fuera una realidad. Aunque tuviera que matarla yo mismo.
Después me entregaría a la muerte segura.
Seguimos adentrándonos en las profundidades de la tierra, con Bella aferrada fuertemente a mi hasta que comienzo a temblar.
Primero pensé que era una reacción por el miedo que debía estar experimentando.
Trataba de reconfórtala abrazándola cuidadosamente un poco mas cerca de mi cuerpo, tratando de que se sintiera segura en mis brazos, pero después me di cuenta que sus ropas permanecían completamente mojadas, sin duda había atravesado la enorme fuente que se encontraba en la plaza en su loca carrera para salvar mi vida. Y lo había logrado, me había salvado, aunque fuera por unas pocas horas. Esta vez ella me había salvado.
No me había percatado que estaba en este estado hasta que sus dientes comenzaron a castañear por el frío, sin duda que mi gélida piel no ayudaba en lo absoluto.
Contra todos mis deseos solté su cintura y la tome de la mano.
—N-n-no — Logró decir mientras se aferraba nuevamente contra mi cuerpo. Tampoco quería separarse de mí, aunque fueran solo unos centímetros.
Me concentré en los pensamientos de Alice, esperando ver en nuestros futuros alguna luz, alguna salida. Sin embargo todo era muy confuso, todo dependía de nuestras posibles acciones. Quise preguntar que iba mal, el por que no estaba claro nuestro futuro, pero no podía. Sin embargo ella estaba tranquila y callada, tratando con todas su fuerzas.
Debería haberme sentido mejor, solo por Bella, cuando dejamos atrás los oscuros túneles, estaba seguro que aquello había sido terrible para ella. Sin embargo no pude evitar retorcerme al pensar hacia donde nos conducían ahora. No era lugar para un humano, no a menos que quiera ser la cena y ahora íbamos directo hacia ellos, donde nos esperaban…

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